Rodeados de islas entre aguas tranquilas, se ve al fondo la silueta una gran isla. A medida que avanzando, nos vamos cruzando con veleros, barcazas llenas de turistas en busca de delfines ballenatos, krakens y otros mostruos marinos, barcos-birra para avastecer a los borrachos de la isla y ...dos enormes platafotrmas petroleras (si! dos enormes i sucias plataformas petroleras!!!), endulzando el paisaje...
El trayecto se hace corto y de repente entramos en una pequena bahia, justo debajo de un monte selvatico, se divisa minusculo el pueblo de Abrao, el unico habitado de todo el territorio de la isla (16 km de punta a punta...)
Llegamos a puerto, y despues de recorrernos sus calles varias veces, encontramos una pequena pousada, apartada del bullicio turistico, con cocina, una terrazita deonde comer y desde donde podemos divisar todo el pueblo...
Al dia siguiente nos levantamos pronto y mochila en la espalda nos dirigimos al otro lado de la isla atravesando la selva por caminos abruptos, la ruta es de unos 12 km ida y vuelta, y durante el camino nos seguian una graciosa familia de titis, escondiendose entre la maleza selvatica...
La sorpresa final fue que la playa paradisiaca a la que aspirabamos, se convirtio en un nido de turistas rosados por el sol, intentando mimetizarse con la fauna marina autoctona,(vean el episodio de national geografic, ballenatos libres en la costa atlantica.)
Al dia siguiente, llueve, y mucho, pasamos todo el dia encerrados en casa, jugando al remigio y al UNO... entre partida y partida, la idea de un cambio de rumbo nos hacecha... los vientos diran hacia donde se dirige nuestro nuevo rumbo...
Es nuestro ultimo dia y despues de pasar unas noches con una pandilla de canallas argentinos y una pareja brasi-espanyol, decidimos caer en las redes de los cazaturistas y hacer un tour de playas. Primera parada: lago azul... pero no el de la peli!! desde le barco todos los turistas se lanzan al agua en busca del pez mas bonito de la zona, mientras tanto desde el barco, los marineros les tiran migas de pan por encima como si fueran ellos los peces (imagen bucolica). Decidimos apartarnos del grupo y nadando entre miles de peces, una familia de calamares nos acompanya, al igual que de repente y pensando que un mero nos seguia, aparece una tortuga con la que jugamos un rato...
De vuelta al puerto, los marineros van soltando los turistas como si de ganadose tratara para hacer fotos y pasar sus targetas de credito por el bar de sus colegas. Aqui los mendas se hacen el hippie con un pareo y una fiambrera...
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